martes, 28 de junio de 2016

          Las rosas de Tsu-Ling




Siempre tuve unas rosas muy hermosas pero admiro las de Tsu-Ling porque son muy bellas y no necesitan trabajo. Para las mías precisan canales de riego, y además las cuido durante el invierno pero nunca crecen como las de él.
   
     Un día me enteré que le tiraron sal a sus rosas y las arruinaron. Ese mismo día Feng me preguntó si había sido yo, a lo que respondí que lo odiaba, pero que jamás haría algo así. Al siguiente día, volvieron a tirarle sal.
        
Amaba a su esposa y un día nunca más la vi.

       Luego me contaron que Feng empezó a cavar y Tsu-Ling tuvo que confesar el crimen, había tirado la sal debido a que las flores salían con la belleza de su mujer y le recordaban lo que había hecho. Su condena fue hacer que las rosas crecieran.

         Un día, Feng me visitó y me preguntó dónde estaba Tsu-Ling, a lo que respondí que había muerto por un pinchazo de una rosa.

 Días después Feng pasó por la casa de Tsu-Ling y vio  que las flores habían florecido nuevamente y me preguntó si fui yo. Le respondí que no porque se cuidaban solas.